Durante el viaje a la Habana, además de la visita de la Ciudad Vieja y de la Habana Nueva, tuvimos la suerte de visitar el Cristo de La Habana. La historia de su construcción es curiosa. Después del asalto al palacio presidencial para ajusticiar al dictador Fulgencio Batista, el 13 de marzo de 1957, la primera dama hizo la promesa de levantar una imagen de Cristo que pudiera ser visto desde cualquier sitio de la Habana, si su marido salía con vida.
Y cumplió la promesa. El encargo se realizó por concurso público que ganó Jilma Madera, escultora cubana. Tiene 20 metros de alto, aunque inicialmente se diseñó de 35 metros, para que fuera 3 metros más alta que el Cristo Redentor de Río de Janeiro. Está realizado con mármol blanco de Carrara.
La estatua fue inagurada por Fulgencio Batista el 25 de diciembre de 1958, una semana antes de su derrocamiento por el ejército rebelde de Fidel Castro.
Como no le pusieron pararrayos, recibió el impacto de tres rayos a lo largo de su historia. En 1986, tras el último impacto decidieron instalarle uno.
Desde allí tenemos una magnífica panorámica de La Habana, sobre todo de la Ciudad Vieja y de la bahía.
El Centro Cultural Casa del Che en la Cabaña se encuentra en la primera casa que ocupó el Che Guevara en 1959, cuando Fidel Castro le ordena avanzar hacia Santa Clara y ocupar la zona de la Cabaña en La Habana.
El castillo de los tres Reyes del Morro fue erigido entre 1589 y 1630 para proteger la entrada al puerto de la Habana de piratas e invasores. Se levanta sobre una saliente rocoso, conocido como el Morro, de ahí su nombre. El faro fue levantado posteriormente, en 1844.
Y desde aquí tenemos unas magníficas vistas de la ciudad de la Habana
Y ya para terminar esta parte y, no menos bonitas, las vistas desde la habitación del Hotel Meliá Cohiba.
Y desde La Habana nos fuimos a Varadero, pero ésta ya es otra historia.