La ruta del río Almofrei todo el mundo la inicia en el Puente Bora, donde el río desemboca en el Lérez. Sin embargo, para acortar un poco la ruta que fuera apta para llegar a comer a Pontevedra, comenzamos en la aldea de As Leiras.
Allí aparcamos el coche e iniciamos el descenso hacia "As Poldras", unas piedras colocadas para poder atravesar el río. Antes de llegar hasta abajo, nos desviamos para ver el puente medieval que cruza el Rego da Reigosa.
Cuando llegamos a la altura del río, observamos que as poldras están tapadas completamente por el agua, por la gran cantidad de corriente que lleva. Estas piedras nos permitirían cruzar hasta Pontemuíño.
Tomamos el sendero que va por la margen derecha del río que nos lleva río arriba sin posibilidad de pérdida en ningún momento. Durante el camino veremos alguna pequeña presa para regular el cauce del río.
Debido a la gran cantidad de lluvias de las semanas pasadas, en algunos sitios tendremos que saltar de piedra en piedra, ya que está inundada la ribera del río.
El camino llega a un primer molino, en perfecto estado de conservación con su piedra de molino y preparado para triturar el grano. Merece la pena entrar y, sobre todo, no tocar nada para conservarlo.
En este momento nos toca subir un poco y ganar algo de cota de altura sobre el río. Cuidado con la subida porque las piedras están muy resbaladizas.
Por fin llegamos a la primera de las fervenzas, con una fuerza del agua descomunal. En este lugar han puesto una valla para proteger a la gente, con un pasamanos de cuerda que permite subir el desnivel que hay entre las cascadas.
La corriente en esta zona de río es muy fuerte, aunque deja algunas pozas de agua entre las cascadas magníficas para un buen baño en verano.
Aunque siempre hay algún loco que se atreve con lo que le echen. En mi defensa diré que hacía un magnífico día de sol con una temperatura de 21º, aunque el agua del río estaba más que fría.
Para ver la segunda de las cascadas, hay que subir entre unas rocas ayudados por la pasarela de cuerda. Allí veremos la grandiosidad de esta zona del río.
Aquí el camino gira hacia la derecha, para ganar altura y cota con respecto al río. Pero lo que hice fue saltar la valla y entre silvas y árboles de ribera me acerqué al tercero de los saltos de agua. Qué bonito!
Una vez arriba, hay una desviación que pone Muiño da Fervenza. No merece la pena bajar, aunque yo lo hice, la cuesta es muy empinada, resbaladiza, está lleno de silvas, toxos y el molino está abandonado y deteriorado.
Una vez de vuelta al camino ya veremos la pista que nos conduce hacia el punto de partida, con buenas vistas sobre el río y sobre el camino que hemos seguido a la ida.