Aprovechando que la vuelta ciclista salía de Luintra (Ourense) el sábado 13 de septiembre de 2014, para allí nos fuimos. La parroquia de Luintra destaca por la figura del "afiador-paragûeiro". Eran hombres que recorrían toda Galicia y parte de la península anunciando su llegada haciendo sonar el "chifo" de "boj". Estos hombres dejaron tras de si el "barallete", una lengua gremial. Una estatua del escultor Bucillos, en el centro de Luintra, hace honor a estos hombres.
Después de ver la vorágine de la vuelta y disfrutar de una aficción dormida en este momento, nos encontramos a una persona ilustre del ciclismo en España, Jose Miguel Echávarri, ciclista profesional de 1969 a 1971 y después director de varios equipos ciclistas como el Reynolds, el Banesto y el Caisse d'Epargne.
Después de la salida de la vuelta nos fuimos a ver el monasterio de Santo Estevo de Ribas do Sil. Pero el objetivo del día no era ese sino hacer una ruta de senderismo, la PR-G 98.1, a nuestra manera, como siempre. Por eso nos fuimos a Parada de Sil. Desde allí bajamos en coche hasta el Monasterio de Santa Cristina.
El monasterio tiene sus raíces en el asentamiento de eremitas que se refugiaban en las orillas del río Sil, para llevar una vida de meditación y oración, no me extraña, por el sitio donde está.
Fue construído entre finales del siglo XII y principios del XIII. Fue uno de los más importantes monasterios de la Ribeira Sacra durante la Edad Media. Su decadencia conmienza con la reforma monástica del siglo XV y desaparece como abadía al convertirse en priorato del Monasterio de San Estevo a principios del siglo XVI. A partir de la desamortización en 1835 pasa a manos particulares y se convierte en granja de labor.
Por encima del monasterio, parte una senda con un cartel de conexión con el sendero PR-G 98, que tenemos que coger. A 300 metros encontraremos un cruce con carteles. Tenemos que seguir la dirección de Portela.
Desde allí nos dirigimos por una senda que bordea el río Sil, debajo de un bosque autóctono gallego, con gran cantidad de castaños, hacia la aldea de Portela, con agradables miradores por el camino donde podemos empezar a contemplar la grandiosidad de los cañones del sil.
La senda es bastante dura ya que tiene una gran bajada por la ladera del Sil para remontar toda la pendiente posteriormente.
Desde Portela nos dirigimos por terreno cada vez más abierto hacia los miradores sobre el Sil.
El primer mirador al que se llega es de As Fontiñas, donde sólo hay que desviarse unos metros para ver el agua correr en época de lluvias y la grandiosidad de las vistas.
Por razones de tiempo no pude entrar al de O Fental, que lo dejaremos para otra ocasión. Había que desviarse del camino unos 200 metros y no me daba tiempo para volver.
La ruta estaba planeada para llegar hasta el mirador de los balcones de Madrid o de los Mouros, con una vista espectacular de los cañones del Sil. Tiene dos miradores con vistas similares, pero conviene ir a los dos.
La vuelta la realicé dando la vuelta al campo de futbol y volviendo sobre mis pasos, para tomar una senda que indicaba que Portela se encontraba a 800 m. Es una senda entre maleza donde es fácil perderse. Yo me perdí, tramo que eliminé de la ruta con Basecamp y estuve más de media hora intentando encontrar el verdadero camino.
Una vez vuelto al camino se pasa por Parada de Sil. La figura del barquillero que, camino de la Corte, buscaba unos obligados ahorros, se presenta en piedra tallada a modo de monumento en el centro del concello de Parada de Sil. El mozo labriego dejaba la casa familiar bajaba la pendiente conocida como el "rego de coto", cruzaba el río Sil por la zona más estrecha para dirigirse a Monforte. Allí cogía el tren con destino a Madrid, llamado el correo, lento, pausado, ruidoso, con bancos de madera. En Madrid, vestían el traje típico madrileño, los chulapos con pantalón ajustado, chaquetilla corta con chaleco, pañuelo al cuello (safo) y gorra (parpusa). Ocupaban las esquinas más concurridas y no faltaban en las fiestas típicas de la Corte: San Isidro, La Paloma, San Cayetano. También se les veían en los espacios más concurridos: el Rastro, el Retiro, la catedral de la Almudena, el Palacio de Oriente y la Casa de Campo.
Desde Parada de Sil comienza la bajada hacia el Monasterio de Santa Cristina. Seguí casi todo la ruta PR-G 98, menos en un tramo que bajé por la carretera para poder ver la Ermita de Santo Antonio.
Desde la ermita y, una vez pasada la aldea de Castro, retomé la senda original para poder disfrutar de estos caminos tan mágicos de las riberas del Sil.
Al final vuelta al Monasterio de Santa Cristina de Ribas do Sil, con cansancio acumulado pero con la satisfacción de la ruta realizada y las vistas.
ENLACE DE LA RUTA EN WIKILOC