PENICHE es una península de unos 10 kilómetros de perímetro, que se sitúa en el centro de la costa atlántica de Portugal un poco por encima de Lisboa. La ciudad en sí no es muy bonita pero está rodeada de playas con muchas olas, ideales para los amantes del surf. Además la península sobre la que se alza la ciudad es espectacular.
Forte de Peniche
En la ciudad destaca el Forte de Peniche, que fue construido para defender la ciudad de los continuos ataques corsarios.
D. Manuel I mandó construir un castillo fortaleza, aunque la obra no quedó acabada hasta 1570 bajo el reinado de D. Sebastián.
Actualmente alberga un museo, que no pudimos visitar.
Cabo Carvoeiro
Otro de los lugares que no hay que perderse en Peniche es el cabo Carvoeiro, punto más occidental por encima del Cabo da Roca.
Allí se levanta un faro de 25 metros de altura
Podremos observar los acantilados rocosos de roca calcárea, azotados con violencia por el Atlántico y las islas Berlingas al fondo.
Aquí tenemos uno de los campos de Lapiaz más bonitos que he visto en mi vida.
El lapiaz, lenar o pavimento de caliza son surcos u oquedades de dimensiones pequeñas o medianas, separados por tabiques o paredes de roca.
Se producen por la disolución de la caliza por las aguas de escorrentía o superficiales. Las dimensiones en superficie pueden ser decimotercias pero alcanzan en ocasiones varios metros de profundidad.
Península de Papoa
Papoa es una península pequeña situada en el norte de Peniche. No llega a ser una isla del todo, aunque hay que atravesar dos pequeños puentes para llegar a ella.
Es una zona con unos acantilados muy agrestes, de coloración diferente al resto de la península de Peniche y con fuerte viento y oleaje.
Merece la pena realizar la pequeña ruta de senderismo bordeando esta península, con especial precaución, sobre todo si vamos acompañados de niños. Cuidado con acercarse al borde del acantilado!
La ruta por la península de Papoa lo podéis descargar en wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10418410
Baleal
Hacia el norte de Peniche, donde termina la playa, se encuentra la península de Baleal. En el alojamiento donde estuvimos nos recomendaron verlo y acertaron, ya que se trata de una zona mágica.
Para llegar a ella, la carretera atraviesa el istmo, que no es otra cosa que el entrante de arena que divide en dos la playa.
La península está habitada y conviene llegar hasta el final para ver la isla de Baleal y sus acantilados calcáreos donde el plegamiento de los estratos los ha dispuesto en horizontal