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martes, 30 de septiembre de 2014

VIAJE A TENERIFE Y LA GOMERA, EPISODIO FINAL: LA GOMERA, EL PARAÍSO TRANQUILO.

A la isla de La Gomera la llaman también isla colombina, porque fue el lugar donde se avitualló Cristóbal Colón antes de partir al Nuevo Mundo en 1492. La isla tiene una forma parecida a los exprime limones, con una parte central verde, donde se sitúa el parque nacional de Garajonay, patrimonio de la Humanidad, que alberga una joya de la época terciaria: el bosque de laurisilva, del que ya hablamos en la isla de Tenerife. Esta vegetación subtropical está formada por gran cantidad de árboles (fayas, laureles, brezos) y helechos, que mantienen su follaje durante todo el año por la alta humedad y las temperaturas suaves.
El nombre Garajonay procede de una leyenda que nos contaron muy interesante y que se puede leer en el siguiente enlace. Leyenda de Garajonay


Para cruzar a la isla de la Gomera existen diferentes puertos de embarque y diferentes compañías de transporte. Nosotros cogimos Fred Olsen Express, reservando los billetes de ida y vuelta, previamente por internet. Es el único trimarán de transporte del mundo y sale del puerto de los Cristianos. En poco más de 50 minutos llega al puerto de San Sebastián de la Gomera, capital de la isla. 

Durante el viaje, tenemos una vista espectacular de toda la zona sur de la isla de Tenerife y, si hay suerte y el día está despejado, podremos ver el Teide en todo su esplendor.


Allí alquilamos otro coche y os explico por qué. Las compañías de alquiler de coches de las islas no permiten que los coches crucen de isla, ya que si ocurre un accidente no lo cubre el seguro. Alquilamos con Cicar, que tiene oficina en el propio puerto y muy bien. Nos dieron un coche superior al que habíamos pedido con seguro a todo riesgo.


Escogimos como residencia el Valle del Gran Rey, en la playa del Inglés. Acertamos porque después de lo visto era la mejor playa de la Gomera. Las carreteras de la Gomera, como podéis imaginar, son muy sinuosas, ya que para desplazarse de un sitio a otro hay que subir a la parte central de la isla (donde está el parque de Garajonay) y después bajar por desfiladeros muy abruptos hasta la playa.
De camino al valle del Gran Rey, paramos en diferentes miradores:
 Mirador de Lomada del Camello: vista de la isla de Tenerife

  Mirador del Sombrero, en el monumento natural del Barranco del Cabrito

  Mirador Morro de Agando: Roque de Agando

  Mirador de Tajaqué: Reserva natural integral de Benchijigua

  Mirador de Alojera: isla de la Palma

Existen muchos más miradores. En el siguiente enlace podéis verlos todos Miradores de la Gomera

Valle del Gran Rey

Playa del Inglés: valle del Gran Rey
Los anocheceres desde el Valle del Gran Rey son espectaculares ya que se mete el sol en el océano atlántico sin ninguna tierra en medio que nos lo tape.

Desde el Valle del Gran Rey, hicimos una ruta para subir al pico Garajonay con 1487 metros, máxima altitud de la isla. La ruta la realizamos desde Pajarito, dejando el coche en el pequeño aparcamiento que hay. Desde allí parte una ruta circular que nos lleva por una zona de la isla que se quemó en un incendio en el año 2012 y que actualmente se está recuperando. Merece la pena subir porque las vistas desde arriba son impresionantes, en 360º. Veremos toda la isla de la Gomera, Tenerife, Gran Canaria, La Palma y el Hierro. Todo un espectáculo. La ruta la tenéis en el siguiente enlace Alto de Garajonay








Desde aquí fuimos al centro de recepción de visitantes de el parque nacional, donde pudimos ver una proyección muy interesante del parque, aunque fuera en francés por respeto a nuestros vecinos del norte. Además tiene una exposición permanente muy gráfica que te permite comprender todo el dinamismo de este ecosistema amenazado. Desde allí, bajamos al valle de Agulo, adonde pertenece la foto siguiente.
Como no nos gustó la playa, porque era de guijarros nos fuimos al Valle de Vallehermoso. Fue la gran sorpresa de la jornada, ya que al lado de la playa existe una piscina gratuita de agua de mar. Uno puede alternar bañarse en el mar, tumbarse en la arena o subir darse un chapuzón en la piscina y ducharse.
Desde la piscina se aprecia una ruta que parte desde detrás de una ermita que hay y que remonta el monte. Dicho y hecho, en un descuido de la familia, nos subimos mi hijo y yo (cada uno por su lado).

La subida es muy dura pero las vistas desde la parte de arriba (Cumbre de la Culata) son muy bonitas, ya que se ve el siguiente valle. Cumbre de la culata


El segundo día de nuestra visita habíamos concertado una visita guiada por el parque nacional con los responsables del parque. Se puede reservar a través de la web 
El encuentro fue en el parque recreativo de la Laguna Grande y allí, entre todos los que estábamos (nosotros y una pareja de Madrid), con colaboración del guía Ricardo, decidimos que tipo de ruta queríamos hacer. Fuimos con los coches hasta el parking del Raso de la Bruma, nombre dado porque suele estar cubierto permanentemente de niebla (tuvimos suerte que hizo un día de sol estupendo) y desde allí nos dirigimos primero al mirador de los Risquillos de Corgo.


Allí pudimos admirar el intrincado bosque que forma la laurisilva, como existen diferentes especies de plantas y árboles de gran tamaño, que conviven entre ellas en perfecta armonía. La única pieza discordante en este mundo somos nosotros, los seres humanos que todo lo modificamos a nuestro antojo. Había un cartel que leí por el camino que me impactó:
" Los animales no ensucian el bosque. Comportate como un animal"
Desde el mirador, volvimos sobre nuestros pasos para transitar por la cañada de Jorge, donde pudimos contemplar un bosque de fayal - brezal, característico de la vertiente sur del parque. Disfrutamos con el silencio, lo que es difícil en la época de ruido intenso y continuo en el que vivimos y de la naturaleza en estado puro.
La ruta realizada la podéis encontrar en wikiloc: Ruta parque Garajonay
Al terminar la ruta, reponernos en el restaurante que hay en parque de la Laguna Grande, fuimos a San Sebastián de la Gomera para volver a coger el Ferry de vuelta a Tenerife, dormir cerca del aeropuerto y coger el vuelo de madrugada con destino a nuestra tierra, Galicia.

Como se sabe todo lo bueno se acaba alguna vez. El viaje ha sido maravilloso, hemos conocido todo lo que hemos podido de las islas de Tenerife y la Gomera, y también nos hemos bañado en sus playas y hemos disfrutado de el clima de las Islas Afortunadas.
Espero que os haya gustado la crónica del viaje. Un saludo para todos.


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