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martes, 23 de octubre de 2012

DESAFIO EN EL BARBANZA: AGUIEIRA - ENXA - CUROTA - IROITE

20 de octubre de 2012

Hacía tiempo que nos rondaba por la cabeza la posibilidad de realizar una ruta por la Sierra de Barbanza y tratar de subir a las cumbres. La idea surgió este verano, por varias ascensiones realizadas por alguno de las miembros del club de la Mount, pero no pudimos ponerla en práctica hasta este día.

La ruta no empieza cuando uno se sube a la bicicleta sino en los preparativos previos a la misma. Habíamos escogido una ruta ambiciosa, intentar subir a tres de las cimas: Enxa, Curota e Iroite. La ruta para subir al Enxa iba a ser la misma que utilizaron este verano, y desde allí trazaríamos hacia la Curota y al Iroite por la ruta propuesta por el clubultreia en wikiloc (Catro Picos del Barbanza).
Desafío en el Barbanza 2012: Aguieira - Enxa - Curota - Iroite
Todos queríamos llegar a este desafío en las mejores condiciones posibles, algunos con más entrenamiento que otros. Queríamos llevar las máquinas lo más finas y revisadas posibles, por lo que coincidimos varios el día anterior en la tienda Trek.
La idea era salir pronto desde la playa de la Aguieira, desde Buide's Home, como llama a casa de su suegro Alfonso. Para ello, quedamos Alfonso, Juan, Nacho y yo en la plaza Pascual Veiga a las 8 y media de la mañana y nos dirigimos en dos coches hacia la ría de Noia.
Llegada a Buide's Home, en Noal, playa de la Aguieira
Una vez en nuestro punto de salida, montamos las bicis y la ropa de ciclismo, con el contratiempo de tener que esperar a Mon, que venía con un amigo, lo que nos demoró la salida.

Los cuatro miembros oficiales de la Mount: Alfonso, Juan, Nacho y yo, con Mon (en periodo de pruebas)
Al final sobre las diez de la mañana nos pusimos en marcha, con un día precioso de sol y tiempo fresco. El día prometía emociones fuertes.
Salida de Noal por pistas asfaltadas camino del monte Enxa
 Salimos de la Aguieira por pistas asfaltadas en dirección al primer desafío de la mañana, una subida por senda trialera y embarrada, que nos hizo tocar el suelo a más de uno.


Subida final por la senda trialera
La senda era espectacular entre árboles, con zonas imposibles para ir en bicicleta, que terminaba en una pista ancha de tierra donde podíamos recuperar un poco el aliento y bajar de pulsaciones.

Aquí empezaba el espectáculo de paisaje que nos acompañaría a lo largo del día, ya que la ruta bordeaba un monte casi en 360º con magníficas vistas de Porto do Son y la ría de Muros-Noia.
Somos muy dados en el club de la Mount a hacernos fotos de grupo. Aquí con Miguel, invitado de lujo

Caballos salvajes, descendientes de la raza extinta Barbazana
Una vez terminada esta pista, volvíamos a pisar asfalto para subir al monte Enxa por la carretera que viene de Porto do Son.
Subida por asfalto, con la cima del Enxa en la lejanía, primer objetivo del día
Lo mejor en las subidas prolongadas, ya sea por carretera o por pista de tierra, es que cada uno vaya a su ritmo, de forma que nadie se salga de punto. Con esa intención fuimos subiendo los más de 4 kilómetros de ascensión hasta los 539 metros de su cima, donde se encuentra la estación de seguimiento marítimo.
Subida final al monte Enxa. Se me puede observar a mi en la cima, al lado de la antena, a Juan cerca de la misma y a Mon más abajo.

A la cima llegamos a cuentagotas, algunos con claros signos de sufrimiento extremo, como Miguel (amigo de Mon).
Llegada de Nacho a la cima del Enxa

Las vistas desde la cima son magníficas, pudiendo contemplar en la lejanía nuestro siguiente objetivo: la Curota.

Cima del Enxa: vista de la ría de Muros-Noia, con el monte Louro.

Después de la alegría por coronar, las fotos de rigor y el avituallamiento, comenzamos a bajar nuevamente por la carretera cogiendo esta vez el cruce a mano izquierda.

Aquí comenzamos a guiarnos por la ruta modificada y guardada en mi gps Garmin. El camino a la Curota fue relativamente sencillo a través de pistas anchas y cómodas que picaban siempre algo hacia arriba, donde nos cruzamos con algunos grupos de bikers.

En una fuente del camino se paró a repostar agua.

El último trayecto lo realizamos por la pista asfaltada, hasta llegar a la base del mirador.
Alfonso celebrando la inminente llegada al mirador de la Curota

Allí dejamos las bicicletas y subimos a pie, para no perder más fuerzas. En la cima nuevas fotos de recuerdo, vista impresionante de las dos rías, Arousa y Noia, con una vista muy clara de cual era el último objetivo del día, la cima del Iroite.
Celebrando la llegada al mirador de la Curota

Nacho señala la cima del monte Enxa desde donde veníamos

Cima del monte Iroite, nuestro próximo objetivo del día




Cuando planificamos la ruta y sacamos el perfil, nos dimos cuenta que había una sima tremenda sobre el kilómetro 30 de la ruta, sin poder llegar a saber en que parte de la ruta se encontraba. Pues bien, después de dejar el mirador de la Curota, la ruta bajaba por la carretera hasta el mirador de Valle-Inclán, en descenso, para coger un camino a mano izquierdo antes de este segundo mirador.
Bajada hacia el mirador de Valle-Inclán

La bajada por tierra muy rápida y peligrosa, por los profundos surcos que atravesaban el camino y que los veíamos en el último momento. El camino rodea por el sur la Curota, con excelentes vistas sobre la ría de Arousa pero con la trampa de la subida posterior, imposible para ir encima de la bicicleta y muy fatigosa para llevarla de la mano e ir a pie.
Antes de bajar a la sima de las Marianas, esperando la llegada de Miguel

Subida imposible de la sima de las Marianas


Esta fue quizá la equivocación del día, ya que teníamos que haber evitado esta sima (de las Marianas, como fue bautizada) y haber vuelto sobre nuestros pasos camino del Iroite. De todo se aprende y revisando ahora la ruta, he visto que los ultreia realizaron la ruta al revés con lo que aún era asequible. Una vez superado este infierno, hicimos una pausa para reparar un pinchazo que llevaba Miguel, que el pobre estaba en las últimas de fuerzas.
Miguel arreglando el pinchazo, antes de separarse definitivamente del grupo, por cansancio extremo

Una vez que subimos hasta la carretera de la Curota, Miguel decidió tirar hacia la Aguieira por el mismo camino que nos había traído desde el monte Enxa. A los demás aún nos quedaba recorrer toda la parte superior de la sierra en dirección al Iroite. Al principio se trataba de una pista asfaltada, con algunos pequeños repechos que a estas alturas ya nos pasaba factura a todos. El asfalto se continuó de una pista ancha de tierra, donde nos cruzamos con un gran grupo de chicos jóvenes que estaban haciendo senderismo. Nos las prometíamos felices por el camino tan bueno que llevábamos y lo rápido que avanzábamos, cuando al llegar a una curva, vimos que nos teníamos que desviar por una senda marcada con  marcas rojas y blancas (GR). Así pasamos de un camino rodadero a otro de cabras, con una senda cubierta de barro, que no hacía más que subir y bajar, con subidas trialeras llenas de piedras y bajadas a pequeños valles que estaban anegados de agua, con pozas, riachuelos y lagunas, que había que ir sorteando.

Eso sí un paisaje bucólico con vacas pastando y caballos salvajes en manadas, descendientes de una raza ya extinta: los barbazones.
Cuando ya habíamos sorteado lo peor, ocurrió mi tragedia del día. Me di cuenta, bastante tarde, que me había olvidado la mochila de hidratación en la parada que hicimos para separarnos de Miguel, cerca del mirador de la Curota. Me despedí de mis compañeros de fatigas, indicándoles por donde tenían que seguir y  tuve que desandar el camino andado, con prisa para recuperar lo olvidado y dar tiempo a completar la ruta. Total que me metí 16 kilómetros más, 8 en cada sentido, con la suerte que la pude recuperar con todo lo que iba dentro (herramientas de la bici, bomba, cámaras, móvil, comida y bebida). De la alegría de la recuperación, en ningún momento me planteé abandonar, sino que me dio alas para volver a realizar el mismo camino (por tercera vez).
La senda GR desembocaba en una pista ancha, ya conocida por mi ya que estas navidades estuve con la familiar haciendo senderismo por allí. La pista desembocó en la carretera de subida al Iroite y con ritmo bastante cansino por las pocas fuerzas que me quedaban llegué junto al EVA 10, a 670 metros de altura.
Alfonso exhausto en la cima del Iroite


Desde allí, llamé a mis colegas de la estática para avisarles que estaba vivo, en buen estado y que sólo me faltaba bajar al punto de partida. Ellos habían desandado parte del camino para bajar del Iroite por el oeste, pero yo, que soy bastante cabezón, decidí seguir la ruta por el este que tenía prevista. Así bajé primero por carretera, para desviarme por unas pistas de tierra a la izquierda.
La bajada del Iroite fue un poco caótica porque perdí la ruta que llevaba en el gps. Así que decidí improvisar guiándome por la dirección que llevaban los distintos caminos que iban saliendo. Después de casi rodear el monte por el norte y volver a ver la base EVA 10, empecé a bajar por pistas muy rápidas, con mucha piedra suelta, que impedían relajarse en exceso para evitar una caída. Finalmente llegué a la carretera general con vuelta a Noal, a Buide's Home para reunirme con mis compañeros, que llevaban un buen rato esperándome. Al final hice, según el gps, 77.41 kilómetros, con un desnivel de 1632 metros, de los que me podía haber ahorrado los 16 kilómetros por el olvido.
Y después de una ruta dura entre amigos, una ducha reconfortante, no hay nada mejor que una buena comida.
La mejor cerveza del mundo: Estrella de Galicia


En este caso, la encargó Mon en un restaurante de Portosín, donde dimos cuenta de una paella de marisco, para quitarse el sombrero.
Un día repleto de emociones y de sorpresas, practicando el deporte que a uno le apasiona.
Gracias a Nacho y Juan, excelentes fotógrafos.
Viva la Mount!!!

Distancia: 61.07 Km (reales fueron 77.41 km)
Duración total: 5 horas en movimiento.
Desnivel: 1427 m (Total final: 1632 m)
Enlace wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3510337

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